Ciberataques y estafas digitales: una amenaza creciente

Una de cada cuatro pequeñas empresas ha sido víctima de estafadores. España, con un 23%, se encuentra ligeramente por debajo de la media europea

TECH12/07/2025EditorEditor
Ciberseguridad
CiberseguridadLa ciberdelincuencia ataca a las pymes con mayor frecuencia

El incremento del fraude digital está generando un entorno cada vez más desafiante para las pymes europeas, que representan el 99% del tejido empresarial del continente y emplean a tres cuartas partes de la fuerza laboral. Según un reciente estudio de Mastercard, una de cada cuatro pequeñas empresas ha sido víctima de estafadores, con los mayores índices reportados en Irlanda (38%), Dinamarca (35%) y Francia (29%). España, con un 23%, se encuentra ligeramente por debajo de la media europea, aunque sigue reflejando una preocupación significativa en el ámbito de la ciberseguridad.

Los datos del informe revelan que la amenaza digital no solo afecta la operativa diaria de las pymes, sino que pone en riesgo su viabilidad futura. En España, el 29% de los pequeños empresarios afirma que un ciberataque podría llevarles al cierre de su actividad, superando en cuatro puntos la media europea (25%). Además, el temor al fraude cibernético limita activamente las estrategias de expansión empresarial: un 68% de los emprendedores españoles confiesa que esta amenaza les lleva a ser más cautos a la hora de crecer, un fenómeno especialmente acentuado también en países como Eslovaquia (80%) y Polonia (79%).

El desconocimiento en ciberseguridad se convierte en una debilidad estructural

Uno de los aspectos más alarmantes del informe es la falta de preparación tecnológica de las pymes para hacer frente a los riesgos. Casi la mitad (47%) de los pequeños empresarios europeos no sabe cómo proteger su negocio frente a los ciberataques, y un 67% reconoce necesitar formación adicional en materia de ciberseguridad. En España, esta carencia se refleja claramente: el 56% de las pymes identifica la ciberdelincuencia como uno de sus principales temores, y el 33% la considera la amenaza más importante a la que se enfrentan actualmente. Las consecuencias de un fraude digital son severas. En el caso español, el 13% de las pymes ha perdido dinero por una estafa, superando en dos puntos la media europea (11%), mientras que el 7% ha perdido clientes como resultado directo de un ataque. El impacto no es solo económico, sino también reputacional, afectando de forma prolongada la confianza del mercado y la estabilidad del negocio.

A nivel generacional, las diferencias en percepción también son notorias. Los empresarios de la Generación Z son los más preocupados por la seguridad digital: un 36% de ellos se inquieta a diario por la posibilidad de ser víctimas de un ciberataque, frente al 27% de los millennials y el 25% de los baby boomers. Además, el 61% de los empresarios jóvenes ve el fraude como un obstáculo significativo para escalar sus operaciones, lo que indica una barrera psicológica que puede limitar el dinamismo del emprendimiento juvenil.

El estudio también señala una diferencia de percepción según el género. El 60% de las mujeres empresarias en España asegura no saber cómo protegerse frente a un ciberataque, frente al 49% de los hombres. Sin embargo, ellos se muestran más proclives a reconocer que necesitan mayor formación en este ámbito (71% frente a 67%).

Ante este panorama, el vicepresidente ejecutivo de Servicios de Mastercard en Europa, Michele Centemero, enfatiza la urgencia de actuar: “Con el fraude digital y las ciberamenazas en aumento, los empresarios deben tomar medidas proactivas para salvaguardar sus operaciones”. Añade que es necesaria “una mejor educación, medidas de seguridad más fuertes y una mayor colaboración de la industria” para proteger a las pequeñas empresas, que considera “la columna vertebral de la economía europea”.

En este contexto, las pymes en España no solo necesitan invertir en tecnologías de protección, sino también fomentar la formación interna y la sensibilización frente a los riesgos digitales. Organismos públicos, asociaciones empresariales y grandes tecnológicas deberán colaborar para cerrar la brecha de conocimiento y fortalecer el tejido empresarial ante una amenaza cada vez más sofisticada.

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