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La nueva normativa introduce cambios relevantes en impuestos a multinacionales, banca, ahorro y sociedades, dejando en el aire otras propuestas tributarias.
ECONOMÍA & POLÍTICA29/11/2024El Congreso de los Diputados ha dado luz verde a una reforma fiscal que incorpora importantes medidas para ajustar el sistema tributario español a las directrices europeas y a las demandas internas de redistribución. Entre las novedades destacan un impuesto mínimo a multinacionales, ajustes en el impuesto de sociedades, un nuevo tributo a la banca y una subida del IRPF sobre el ahorro. Sin embargo, otras propuestas, como el gravamen a energéticas o un impuesto al lujo, quedaron fuera. A continuación, detallamos los puntos más destacados.
La reforma incluye la transposición de la directiva europea que establece un tipo mínimo del 15% para multinacionales con ingresos superiores a 750 millones de euros. Este impuesto busca evitar que grandes empresas reduzcan su carga tributaria mediante estrategias agresivas de planificación fiscal. Con este ajuste, España se alinea con el Pilar 2 de la OCDE, evitando sanciones por retrasos en su aplicación y posibles pérdidas de recaudación en favor de otros países.
Se reintroducen medidas como la limitación para compensar bases imponibles negativas, que baja al 50% para empresas con ingresos de más de 20 millones de euros y al 25% para aquellas que superan los 60 millones. Además, se retoma la restricción del 50% en deducciones por doble imposición y se obliga a incluir en la base imponible los deterioros de participaciones deducidos previamente.
En el lado positivo, las pymes y cooperativas se beneficiarán de una rebaja progresiva en el impuesto de sociedades. Para empresas con ingresos menores a un millón de euros, el tipo se reducirá al 17% para los primeros 50.000 euros de base imponible y al 20% para los siguientes, frente al 23% actual.
El gravamen temporal aplicado desde 2023 será sustituido por un impuesto progresivo sobre el margen de intereses y comisiones de entidades financieras. Este tributo oscila desde un 1% para márgenes de hasta 750 millones de euros, hasta un 7% para tramos superiores a 5.000 millones. Una parte del impuesto será deducible en el impuesto de sociedades, y la recaudación se repartirá entre las comunidades autónomas según su PIB.
El tipo marginal aplicable a las rentas del capital superiores a 300.000 euros, por su parte, sube del 28% al 30%. Este ajuste afecta únicamente al tramo que exceda dicho umbral, manteniéndose los tipos más bajos para los tramos inferiores.
Varias propuestas quedaron fuera del paquete final, como el Impuesto a energéticas, que No se transformará en permanente, aunque podría prorrogarse a través de un decreto si no se alcanza consenso para un nuevo impuesto. La Equiparación fiscal diésel-gasolina entretanto fue rechazada por falta de apoyo parlamentario, aunque es probable que se retome en el futuro, mientras que el Impuesto al lujo se descartó gravar, lo que excepciona a yates o jets privados. Tampoco prosperó la eliminación del régimen especial de las Socimis ni la supresión de la exención fiscal en seguros de salud.
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