España retrocede en el Índice Mundial de Innovación

Los retos que enfrentan las pymes españolas en materia de digitalización y acceso a la innovación coinciden con las debilidades reflejadas por el índice

TECH06/11/2025EditorEditor
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Edición 2025ha destacado la recuperación global de la innovación tras el parón registrado el año anterior.

España ha vuelto a quedarse rezagada en el Índice Mundial de Innovación 2025, elaborado por la World Intellectual Property Organization (WIPO), ocupando el puesto 29 a nivel global y el 18 en el ámbito europeo. A pesar de ser una economía avanzada, su desempeño en innovación muestra signos de estancamiento, al retroceder incluso un puesto respecto a la edición anterior.

El estudio, considerado la principal referencia internacional para medir la capacidad innovadora de los países, analiza 78 indicadores agrupados en dos categorías: factores impulsores (inputs) y resultados de innovación (outputs). Entre los primeros se incluyen variables como instituciones, capital humano e investigación, infraestructura, sofisticación de los mercados y empresarial. En los segundos, se miden los resultados tangibles, como la producción de conocimiento, tecnología y creatividad.

La edición 2025 del índice ha destacado la recuperación global de la innovación tras el parón registrado el año anterior. Se ha observado un aumento en las solicitudes de patentes y publicaciones científicas, así como un crecimiento del 7,7% en la inversión de capital riesgo durante 2024. No obstante, gran parte de esa inversión se ha concentrado en Estados Unidos y, en particular, en el sector de la inteligencia artificial, lo que refleja una tendencia hacia la concentración de recursos en pocos países y sectores.

España: avances limitados y debilidades estructurales

Aunque España muestra algunos puntos fuertes —como su posición número 11 en infraestructura, 23 en producción de conocimientos y tecnología, y 26 en producción creativa— sus debilidades en áreas clave continúan lastrando su competitividad. Las puntuaciones más bajas se registran en instituciones (puesto 53) y sofisticación del mercado (33), reflejando carencias en la estabilidad regulatoria y la eficiencia del entorno empresarial.

En palabras del informe, España “obtiene valoraciones deficientes en algunos factores que son críticos para su avance tecnológico”. Este déficit se hace más evidente al analizar ciertos indicadores concretos. El país figura en el puesto 132 en el denominado dividendo demográfico individual, lo que revela un bajo potencial de relevo generacional en la población joven. También presenta resultados preocupantes en productividad laboral (puesto 98), estabilidad de las políticas para hacer negocios (95), graduados en ciencias e ingenierías (74), colaboración I+D universidad-industria (70), importaciones de alta tecnología (65) y cultura de emprendimiento (59).

Estas cifras evidencian los obstáculos estructurales que impiden a España avanzar hacia un modelo productivo de mayor valor añadido. Para un país que aspira a incrementar el contenido tecnológico de sus exportaciones y reforzar su competitividad internacional, estos indicadores suponen una advertencia clara sobre la necesidad de reformas más profundas en el ecosistema innovador.

El estudio también identifica a los principales actores del país en materia de inversión en I+D. El Banco Santander encabeza la lista, seguido de Amadeus, Telefónica e Indra. En el ámbito académico, la Universidad Complutense de Madrid se sitúa como la mejor posicionada (puesto 164 mundial), acompañada por las universidades de Barcelona y la Politécnica de Cataluña. Aun así, ninguna de ellas logra situarse entre los principales centros de innovación global.

Entre las startups más destacadas, los llamados unicornios españoles —empresas valoradas en más de mil millones de dólares— incluyen a Job&Talent y Cabify, ambas con sede en Madrid, y TravelPerk, de Barcelona. Estos casos muestran que el talento emprendedor existe, aunque todavía se enfrenta a un entorno regulatorio y financiero poco favorable para escalar globalmente.

De acuerdo con un análisis previo, los retos que enfrentan las pymes españolas en materia de digitalización y acceso a la innovación coinciden con las debilidades reflejadas por el índice de la WIPO. Falta de financiación, escasa conexión entre universidades y empresas, y la burocracia en los procesos públicos de innovación son factores recurrentes que frenan el progreso del ecosistema emprendedor.

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