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El cierre de start-ups amenaza millones de empleos en EE. UU
Muchas de las empresas emergentes estarían quebrando, producto del endurecimiento de las condiciones financieras, debido al aumento de los tipos de interés.
INTERNACIONALEditorEl cierre de empresas privadas en Estados Unidos ha experimentado un aumento significativo, incluso en un contexto donde la financiación de la inteligencia artificial (IA) sigue en auge. A pesar del flujo masivo de capital hacia las start-ups dedicadas a la IA, el número de quiebras ha crecido un 60% en comparación con el año anterior. Esta situación representa una amenaza para millones de puestos de trabajo en empresas respaldadas por capital de riesgo, y podría tener un impacto considerable en la economía general.
Los datos más recientes proporcionados por Carta, una empresa que brinda servicios a compañías privadas, revelan que los cierres de start-ups han alcanzado niveles preocupantes. Según la compañía, 254 de sus clientes, todos respaldados por firmas de capital de riesgo, quebraron en el primer trimestre de este año. Este nivel de quiebras es más de siete veces superior al registrado en 2019, cuando Carta comenzó a llevar un registro sistemático de estos eventos.
Entre los casos más recientes de quiebras se encuentra Tally, una fintech con sede en San Francisco que ofrecía herramientas de gestión de crédito. Fundada hace nueve años, Tally había alcanzado una valoración de 855 millones de dólares en 2022, tras recaudar más de 170 millones de dólares de inversionistas de renombre como Andreessen Horowitz y Kleiner Perkins. Sin embargo, la semana pasada, la compañía anunció su cierre definitivo debido a la imposibilidad de obtener la financiación necesaria para continuar con sus operaciones. En palabras de su fundador, Jason Brown, Tally "no había podido conseguir la financiación necesaria para continuar con nuestras operaciones".
Factores detrás del colapso de las start-ups
El caso de Tally no es aislado. Otras start-ups de alto perfil han cerrado sus puertas desde el año pasado, incluyendo Caffeine, una plataforma de streaming que había recaudado más de 250 millones de dólares de inversores como Fox Corp y Andreessen Horowitz, y Olive, una empresa de atención sanitaria que llegó a estar valorada en 4.000 millones de dólares en 2021. Convoy, una empresa de camiones valorada en 3.800 millones de dólares en 2022, también se encuentra entre las víctimas más notables.
Incluso WeWork, la controvertida empresa de espacios de trabajo compartidos que había recaudado cerca de 16.000 millones de dólares en deuda y capital de SoftBank y su Vision Fund, se vio obligada a cerrar en noviembre pasado después de su salida a Bolsa en 2021.
Este incremento en los cierres de empresas es el resultado de un endurecimiento de las condiciones financieras, exacerbado por el aumento de los tipos de interés en 2022. La inversión de capital de riesgo en start-ups ha disminuido considerablemente, y la deuda de riesgo se ha reducido aún más tras el colapso del Silicon Valley Bank el año pasado, dejando a muchas empresas emergentes sin acceso a la financiación que necesitan para mantenerse operativas.
Los fundadores de estas empresas ahora enfrentan la resaca de un boom financiero que se dio durante 2021 y 2022, cuando el capital fluyó en abundancia. Según analistas de Morgan Stanley, esta situación pone en peligro no solo a las start-ups en quiebra, sino también a los millones de trabajadores que dependen de ellas. Las empresas respaldadas por capital de riesgo emplean a aproximadamente 4 millones de personas en Estados Unidos, y los despidos masivos podrían tener un "riesgo de contagio al resto de la economía" si el número de quiebras sigue aumentando.
La realidad del capital de riesgo y la inteligencia artificial
A pesar de la crisis, la inversión en inteligencia artificial sigue siendo fuerte. Según la consultora financiera Kruze, que presta servicios de contabilidad a start-ups respaldadas por capital de riesgo, sus clientes captaron 2.000 millones de dólares en 2024. Sorprendentemente, el 75% de esa cantidad se destinó a start-ups relacionadas con la inteligencia artificial, a pesar de que este tipo de empresas representan menos del 25% de su clientela total.
No obstante, para aquellos en sectores menos atractivos o que no están directamente relacionados con la inteligencia artificial, el panorama es más sombrío. Peter Walker, de Carta, ha señalado que el número de empresas capaces de recaudar fondos ha colapsado en los dos años posteriores a su última ronda de financiación. Incluso para las empresas más sólidas, las ofertas públicas de venta (OPV) son escasas, y la actividad de fusiones y adquisiciones se ha ralentizado significativamente. Esto ha impedido que las empresas de capital de riesgo devuelvan capital a los inversores institucionales que las respaldan, un requisito esencial para la futura recaudación de fondos.
Según Carta, solo el 9% de los fondos de riesgo recaudados en 2021 han devuelto capital a sus inversores finales, en comparación con el 25% de los fondos de 2017 que habían logrado hacerlo en la misma etapa. Esta situación podría generar una espiral descendente, donde la falta de retornos reduzca aún más la disposición de los inversores a inyectar capital en nuevas iniciativas, afectando de manera negativa a la innovación y al crecimiento económico en el futuro cercano.
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