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España ha logrado avances notables en la exportación de productos de alta tecnología, un sector estratégico que actúa como termómetro del grado de innovación de un país y de su capacidad para competir globalmente. Así lo asegura un informe elaborado por Ramón Xifré para el Club de Exportadores e Inversores Españoles, aunque las exportaciones tecnológicas han crecido, el país aún mantiene una posición modesta en el contexto europeo y un preocupante déficit comercial persistente. En 2022, España ocupaba el puesto 16 entre los países de la UE por proporción de productos de alta tecnología en el total de exportaciones, con un 8,5 %, por debajo del 17,3 % de la media comunitaria. Este dato supone una mejora sustancial respecto a 2018 (5,5 %) y 2014 (5,1 %), superando incluso a Italia, pero aún muy lejos de países líderes como Irlanda, Malta o Países Bajos, que superan el 20 %.
El estudio emplea la clasificación de la OCDE y Eurostat, que incluye sectores como aeronáutica, electrónica, farmacia, maquinaria eléctrica, armamento o instrumental científico, entre otros. En todos ellos, se constata que la balanza comercial española es estructuralmente deficitaria: el saldo negativo ha pasado de 7.200 millones de euros en 2013 a 16.800 millones en 2023.
Exportaciones e importaciones españolas de productos de alta tecnología miles de millones (2013-2023)
Crédito: Club Exportadores e Inversores
El sector electrónico y de telecomunicaciones lidera el déficit, acumulando 11.100 millones de euros en 2023. Le siguen los equipos informáticos (4.000 millones) y el instrumental científico (3.700 millones). En cambio, solo cinco sectores presentan superávit, destacando el armamento (683 millones), maquinaria no eléctrica (624 millones), aeronáutica (603 millones), farmacia (579 millones) y química (281 millones). El dato excepcional de 2022 en el sector farmacéutico —con un superávit de casi 6.800 millones por exportaciones a Bélgica— se considera una anomalía puntual. Además del bajo rendimiento por sectores, el estudio también alerta sobre la elevada concentración geográfica de las exportaciones: el 60 % se concentra en solo seis países, con Bélgica a la cabeza (17,4 %), seguido por Francia, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos.
Entre los principales obstáculos detectados destaca la insuficiente inversión en I+D+i, tanto pública como privada. España destinó en 2023 solo un 1,49 % de su PIB, frente al 2,22 % de media en la UE. También influye la estructura empresarial, dominada por microempresas, con dificultades para internacionalizarse o atraer talento especializado. La situación se ve agravada por un entorno internacional volátil, donde las tensiones comerciales y tecnológicas entre Estados Unidos y China, así como el debilitamiento del multilateralismo, dificultan aún más el posicionamiento exterior de España en este segmento.
A pesar de estos retos, la nota identifica importantes oportunidades para mejorar el posicionamiento exterior en productos tecnológicos. Sectores como la biotecnología, salud digital, movilidad sostenible o energías renovables pueden actuar como motores de exportación. Además, la creciente integración de España en cadenas globales de valor permite acceder a mercados más sofisticados.
Para aprovechar estas oportunidades, se proponen diez medidas estratégicas, entre ellas:
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