El sector turístico catalán en pie de guerra por tasas turística

El presidente de PIMEC Turisme, Carlos Rabaneda, ha señalado que esta nueva carga fiscal se suma a un contexto económico ya desafiante para el sector

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Sede PimecLa tasa turística se implementó en Cataluña en 2012 como un mecanismo para recaudar fondos destinados a la promoción y sostenibilidad del sector.

El reciente anuncio del Gobierno de la Generalitat de Cataluña sobre la duplicación de la tasa turística ha generado un fuerte rechazo entre las empresas del sector. La medida, que busca aumentar los ingresos destinados a diferentes políticas públicas, ha sido calificada por PIMEC Turisme como perjudicial para la competitividad y la viabilidad empresarial del turismo en Cataluña.

El presidente de PIMEC Turisme, Carles Rabaneda, ha señalado que esta nueva carga fiscal se suma a un contexto económico ya desafiante para el sector, con una elevada presión fiscal, costos laborales en aumento y otros factores que pueden comprometer la rentabilidad de muchas empresas. La patronal ha denunciado, además, la falta de diálogo previo a la implementación de esta medida, lo que ha generado un clima de incertidumbre y descontento entre los empresarios turísticos.

La tasa turística se implementó en Cataluña en 2012 como un mecanismo para recaudar fondos destinados a la promoción y sostenibilidad del sector. Sin embargo, el anuncio de su incremento ha encendido las alarmas entre los empresarios, que advierten que esta subida podría desincentivar la llegada de visitantes, encarecer la oferta y afectar la competitividad del destino frente a otras regiones de España y Europa. 

La presión fiscal en el sector ya es considerable, y esta medida llega en un momento en que las empresas deben hacer frente a otros desafíos, como la reducción de la jornada laboral y el incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Todo ello, según PIMEC Turisme, podría limitar la capacidad de inversión de las empresas y poner en riesgo empleos en un sector que representa un 12% del PIB catalán. A nivel internacional, ciudades como Lisboa o París han ajustado sus tasas turísticas en los últimos años, pero con un enfoque progresivo y consensuado con el sector. En cambio, la decisión unilateral de la Generalitat ha sido criticada por la falta de previsión sobre sus efectos en la demanda turística y en la economía local.

Uso de la recaudación: una polémica abierta

Uno de los aspectos más controvertidos del aumento de la tasa es la decisión de destinar un 25% de lo recaudado a políticas de vivienda, una cuestión que, según PIMEC Turisme, es ajena al sector. La patronal reconoce la urgencia de abordar la problemática de la vivienda en Cataluña, pero defiende que los recursos generados por la actividad turística deberían reinvertirse en infraestructuras y mejoras que beneficien directamente al turismo. El Fons per al Foment del Turisme, financiado con esta tasa, tenía como objetivo inicial promover el sector y garantizar su sostenibilidad. Sin embargo, la redistribución de los fondos ha generado dudas sobre su impacto real. Empresarios y asociaciones han reclamado mayor transparencia en la gestión de estos recursos y han insistido en que las inversiones deben centrarse en áreas clave para el desarrollo turístico, como:

  • Infraestructuras para afrontar situaciones de sequía y garantizar el abastecimiento de agua.
  • Mejora de la movilidad y la conectividad internacional de Cataluña.
  • Optimización de los servicios públicos en zonas de alta afluencia turística.
  • Gestión eficiente del espacio público y los flujos de visitantes en destinos saturados.

PIMEC Turisme ha insistido en la necesidad de replantear la medida y abrir un diálogo con el sector antes de su aplicación. La patronal propone:

  1. Ajustar la tasa de manera progresiva, considerando la estacionalidad y la tipología de establecimientos para evitar un impacto desproporcionado.
  2. Garantizar que la totalidad de la recaudación se destine a la promoción y mejora del turismo, asegurando transparencia y eficiencia en su gestión.
  3. Impulsar incentivos fiscales para empresas turísticas que apuesten por la sostenibilidad y la digitalización, en lugar de penalizar la actividad con más impuestos.
  4. Evaluar el impacto de la medida antes de aplicarla, considerando experiencias de otros destinos y asegurando que no afecte la competitividad del sector.

El debate sobre la fiscalidad del turismo sigue abierto y se prevé que la presión de los empresarios pueda influir en la implementación final de la medida. Mientras tanto, el sector sigue reclamando un enfoque más equilibrado que permita garantizar la sostenibilidad del turismo sin comprometer su capacidad de crecimiento.

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