Canarias ante el reto de competitividad luego de los fondos europeos

La dependencia de los fondos europeos, unida a un bajo nivel de ejecución de inversiones públicas y un endeudamiento creciente, el principal escollo y desafío.

ECONOMÍA & POLÍTICA15/10/2025EditorEditor
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UEKristalina Georgieva, instó a la Unión Europea a “avanzar definitivamente hacia un mercado único

La CEOE Tenerife ha lanzado una advertencia contundente: el fin del actual ciclo de fondos europeos Next Generation EU podría poner en riesgo la competitividad de Canarias y, con ello, su estabilidad económica y social. El nuevo escenario económico que se abre exige, según la patronal, pasar de la dependencia de subvenciones a una estrategia sólida de productividad, innovación y sostenibilidad empresarial.

Los recientes informes del Fondo Monetario Internacional (FMI), la OCDE y la Comisión Europea coinciden en señalar que Europa necesita fortalecer su productividad y cohesión económica para mantener su posición global. La directora del FMI, Kristalina Georgieva, instó a la Unión Europea a “avanzar definitivamente hacia un mercado único efectivo” y reducir la fragmentación institucional que frena la inversión.

Un escenario fiscal incierto y un reto de ejecución pendiente

En este contexto, España y Canarias enfrentan un desafío particular: la dependencia de los fondos europeos, unida a un bajo nivel de ejecución de inversiones públicas y un endeudamiento creciente. Según el Tribunal de Cuentas Europeo, persisten deficiencias en la gestión y trazabilidad de los fondos, así como en la implementación de reformas estructurales en materia de pensiones, empleo y productividad. La Comisión Europea ha recordado que los Estados miembros disponen solo hasta agosto de 2026 para cumplir los compromisos adquiridos. En caso contrario, advierte Bruselas, parte de los fondos no ejecutados podrían tener que devolverse o compensarse en presupuestos futuros.

En España, la baja ejecución presupuestaria nacional ha limitado la transformación estructural del tejido productivo. En la práctica, los fondos han generado un impulso temporal, pero sin consolidar una base industrial y tecnológica sostenible, especialmente en el ámbito de las pymes. Esto podría derivar en nuevas tensiones fiscales, si los recursos no invertidos deben ser reintegrados a la UE.

En el caso de Canarias, la situación se complica por su condición de región ultraperiférica. La consejera de Hacienda, Matilde Asián, advirtió de “momentos difíciles” si el sobre RUB (Régimen de Ultraperiferia) pierde peso en el proceso de redefinición presupuestaria europea. Este riesgo se produce justo cuando las Islas necesitan consolidar los Presupuestos Generales del Estado, los fondos europeos y el RUB como pilares esenciales de estabilidad y cohesión.

La posible reducción de estos instrumentos pondría en peligro políticas clave de empleo, inversión y conectividad, fundamentales para el desarrollo de un archipiélago cuya economía depende en gran medida de sectores como el turismo, los servicios y la logística.

Ante este escenario, CEOE Tenerife plantea la necesidad de un nuevo contrato con la competitividad que priorice la eficiencia y la productividad como garantías de sostenibilidad. La organización propone reforzar la transparencia en la gestión de los fondos, simplificar los trámites administrativos que dificultan el acceso empresarial y estimular la inversión público-privada en sectores estratégicos. Asimismo, destaca la importancia de apostar por la formación, la digitalización y la transición energética como pilares del nuevo modelo económico. “La competitividad debe ser el eje de la sostenibilidad del empleo”, subraya la patronal, al tiempo que insiste en que Europa necesita empresas fuertes, España estabilidad fiscal y Canarias una financiación diferencial eficaz.

La finalización de los fondos europeos marca, según la organización empresarial, el fin de una etapa de economía subvencionada y el inicio de una nueva fase centrada en la capacidad productiva y la eficiencia. La CEOE Tenerife resume el desafío con una reflexión clara: el futuro económico del Archipiélago dependerá de su habilidad para convertir la ayuda coyuntural en competitividad estructural, garantizando así el bienestar y la cohesión social de las Islas.

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