UE se juega su futuro en el comercio Global en el Mercosur

La ratificación del acuerdo enfrenta la oposición de países como Francia, y la presión de China, que busca adelantar a Europa en América Latina.

INTERNACIONALEditorEditor
Presidente Mercosur y Von Der Lyen
Presidentes de Mercosur y Von der Lyen

El reciente acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, aclamado como un paso histórico hacia la creación de una de las mayores zonas de libre comercio del mundo, enfrenta un complejo camino hacia su ratificación. Aunque las negociaciones entre la Comisión Europea y los países del Mercosur culminaron con éxito, los próximos pasos requerirán superar numerosos obstáculos legales, políticos y estratégicos.

Para que el acuerdo se materialice, será necesario el visto bueno de varias instancias, incluidas la revisión legal, la traducción a las lenguas oficiales de todos los países implicados y la aprobación por el Consejo de la UE, el Parlamento Europeo y, posiblemente, los parlamentos nacionales de los Estados miembros. La ratificación por parte del Consejo exige que al menos 15 de los 27 Estados miembros, representando un 65% de la población de la UE, voten a favor. Sin embargo, Francia, que representa el 15% de la población europea, lidera un esfuerzo para formar una minoría de bloqueo, y busca el apoyo de grandes países como Italia o Polonia para alcanzar este objetivo.

El desafío de la oposición y los intereses nacionales

El escepticismo hacia el acuerdo no se limita a Francia. Países como Países Bajos, Austria, Lituania, Bélgica, Luxemburgo y Rumanía han expresado reticencias, aunque no está claro si votarán en contra en el Consejo. Además, el Parlamento Europeo, que deberá debatir el pacto en sus comisiones de Comercio Internacional y Asuntos Exteriores antes de someterlo a votación en el pleno, podría ser otro foco de oposición. Las objeciones provienen de sectores diversos, incluidos los Patriotas, los Verdes y la extrema izquierda, que cuestionan aspectos relacionados con sostenibilidad, competencia y la protección de los agricultores europeos.

El presidente de la Comisión de Comercio Internacional, Bernd Lange, ha intentado mediar en el debate, subrayando que aunque el acuerdo no es perfecto, “las consecuencias de no tener un pacto probablemente superarían con creces las debilidades de uno imperfecto”. Sin embargo, su llamamiento a la razón podría no ser suficiente para superar el rechazo de sectores clave en el Parlamento y algunos Estados miembros.

La presión de la geopolítica: China como rival comercial

A estos desafíos internos se suma un factor externo crucial: China. El gigante asiático ha incrementado significativamente su presencia en América Latina y actualmente negocia un acuerdo comercial con el Mercosur que podría dejar a Europa en desventaja. Este contexto ejerce presión sobre Bruselas para acelerar el proceso de ratificación y evitar que China ocupe un lugar preeminente en un mercado estratégico como el latinoamericano.

La creciente influencia de China plantea una amenaza tanto económica como geopolítica. Si Pekín logra consolidar su posición en la región antes que Europa, podría redefinir las relaciones comerciales globales y debilitar la posición de la UE como socio preferente en América Latina.

Además de los intereses económicos, el acuerdo tiene implicaciones estratégicas que podrían fortalecer los lazos entre ambas regiones en términos de sostenibilidad, cooperación política y comercio. Sin embargo, su implementación dependerá de la capacidad de Bruselas para equilibrar las demandas internas de los Estados miembros con la necesidad de mantener su influencia en un contexto global cada vez más competitivo.

Te puede interesar
Lo más visto
Tu título aquí