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Canadá y China responden con aranceles a la nueva política de Trump, aumentando el riesgo de una guerra comercial global que podría incrementar la inflación
INTERNACIONALLas primeras reacciones a la nueva política arancelaria de Donald Trump no se han hecho esperar. Tanto Canadá como China han anunciado medidas de represalia contra la imposición de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos, lo que ha reavivado los temores de una escalada comercial global similar a la ocurrida entre 2016 y 2020.
El primer ministro saliente de Canadá, Justin Trudeau, confirmó que su país aplicará un arancel recíproco del 25% sobre las exportaciones estadounidenses, replicando así la barrera impuesta por Washington a los productos canadienses. Aunque la mayoría de los países afectados buscan evitar una confrontación directa, la presión del proteccionismo estadounidense está obligando a sus socios comerciales a tomar medidas defensivas.
En el caso de China, la respuesta a los aranceles de Trump se enmarca dentro de una guerra comercial de mayor calado, en la que la batalla tecnológica sigue siendo el principal campo de disputa. Si bien la Administración estadounidense ha justificado sus nuevas tarifas como una respuesta a la crisis del fentanilo proveniente de Asia, la verdadera causa parece estar relacionada con el avance tecnológico chino. La reciente irrupción de DeepSeek, una aplicación china de inteligencia artificial generativa, ha provocado un desplome histórico en las bolsas tecnológicas de EE.UU., lo que podría haber motivado una reacción más agresiva desde Washington.
Donald Trump ha utilizado reiteradamente el rendimiento de los mercados financieros como un indicador del éxito de su política económica, lo que añade más incertidumbre a la evolución de esta disputa. Además, el presidente estadounidense ha advertido que cualquier respuesta de los países afectados será castigada con aranceles aún más altos, una postura que preocupa a los inversores y podría generar graves turbulencias en los mercados internacionales.
Uno de los sectores más vulnerables a esta situación es el de las pequeñas y medianas empresas (pymes), que dependen del comercio exterior y podrían enfrentarse a un incremento en los costes de importación y exportación. Las pymes de sectores como la industria manufacturera, la tecnología y la agricultura podrían ver encarecidos sus insumos o enfrentar restricciones en sus exportaciones, lo que afectaría su competitividad en el mercado global.
A nivel europeo, el impacto de la política comercial de Trump podría ser significativo. La Unión Europea ha manifestado su preocupación por las nuevas medidas y ha señalado que estudia posibles respuestas para proteger a sus empresas y sectores estratégicos. En anteriores disputas comerciales con EE.UU., Bruselas ha optado por represalias específicas, como la imposición de aranceles a productos emblemáticos estadounidenses, incluyendo el acero, el aluminio o productos agrícolas.
La posibilidad de que otros países, como México o la Unión Europea, sigan el ejemplo de Canadá y adopten medidas similares, incrementa la tensión comercial y la incertidumbre sobre el futuro de las relaciones económicas globales. De confirmarse una nueva guerra arancelaria, las consecuencias podrían ser un aumento de la inflación, disrupciones en las cadenas de suministro y un impacto negativo en el crecimiento económico mundial.
Además, los efectos podrían sentirse en el empleo y la inversión extranjera directa, ya que las empresas podrían replantear sus estrategias de producción y relocalizar operaciones para evitar los aranceles. Esto podría beneficiar a ciertos mercados emergentes, pero también provocar una redistribución forzada de inversiones que afecte a sectores clave en distintas economías.
Por ahora, los gobiernos afectados evalúan sus próximas acciones, mientras los mercados reaccionan con cautela ante la posibilidad de una escalada aún mayor. El impacto de esta nueva política arancelaria dependerá en gran medida de cómo respondan los países afectados y hasta dónde esté dispuesto a llegar Trump en su estrategia proteccionista.
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