¿Por qué Argentina no será buen mercado tras la quita del cepo?

Las empresas podrán repatriar utilidades a partir de 2026. Sin dinero en el tesoro, y con debilidad parlamentaria, Milei enfrenta elecciones en octubre

INTERNACIONAL12/04/2025 Juan Carlos Cangallo
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No hay PlataMilei se enfrenta a una posible corrida

El reciente anuncio del presidente argentino Javier Milei sobre el levantamiento parcial del denominado cepo cambiario ha generado la atención de los mercados internacionales. Tras alcanzar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 20.000 millones de dólares, el gobierno ha decidido permitir que el peso argentino fluctúe dentro de una banda cambiaria que va de los 1.000 a los 1.400 pesos por dólar, lo que implícitamente es una depreciación de su moneda de un 25%. 

No es de extrañar en este contexto, y a primera vista, que la respuesta de los mercados sea de euforia y, dado que la medida se anunció en el after-market, de una gran subida tanto de acciones como de bonos a partir del lunes; podría parecer un paso hacia una economía más abierta. El denominado cepo, es un conjunto de restricciones impuestas por el Estado desde el año 2011 para limitar el acceso a la compra de moneda extranjera, tanto por parte de individuos como de empresas y que en esta década y media (con más o menos restricciones) ha impedido o dificultado la adquisición de productos e insumos, y el giro de utilidades.

Pero, para las pymes españolas, el contexto de necesidad de nuevos mercados no convierte automáticamente a Argentina en un destino de inversión atractivo. El problema de fondo sigue siendo el mismo: un entorno de alta volatilidad económica, una institucionalidad frágil y una política económica que todavía se encuentra en etapa experimental, la cual tiene muchos tintes de ser una respuesta electoralista similar a la de Mauricio Macri durante su gobierno de 2015-2019.

Las reservas de libre disponibilidad del Banco Central son de hecho negativas en 6.000 millones, (virtual quiebra) lo que implica que, una vez más en la historia del país, el préstamo del Fondo Monetario puede simplemente servir para girar utilidades retenidas, o, peor aún, fugar los ahorros atrapados de empresarios y clases medias que durante una década y media se vieron con casi nula capacidad de inversión, al estilo de economías centralizadas. Esto, es una variable que gobiernos como el de Macri o el propio Milei no han sabido leer, y es la propia cultura nacional. La respuesta grabada a fuego por los generaciones argentinas de los últimos 70 años es la de rápidamente (en contextos de volatilidad) girar sus ahorros o ingresos a mercados estables como Uruguay, España, EE.UU o Panamá, profundizando en los siguientes 12 meses los desbarajustes macroeconómicos, y la recesión, tapa de todos los periódicos internacionales junto a los de Turquía.

Restricciones e inestabilidades:

El parlamento argentino es bicameral y, al revés de lo que sucede en España, con fuerte peso del Senado, ya que representa a los gobernadores (presidentes de las CC.AA), los cuales oscilan entre un fuerte rechazo y eventuales apoyos tenues a medidas específicas. También es la llave para el juicio político, lo que con el escandalo de la cripto moneda $Libra, es un factor no menor. Dado que en octubre Milei se enfrenta a elecciones legislativas, en minoría absoluta en ambas cámaras. El impacto del reciente anuncio verá sus efectos de lleno luego de las elecciones y posiblemente durante el verano austral (diciembre-marzo), dado la baja de la actividad. Por ello, y como las navidades suele ser un período de estallidos sociales, como parte del acuerdo con el FMI, las empresas extranjeras podrán repatriar utilidades recién a partir de abril 2026 (cuando comienza la liquidación de balances en las empresas, coincidente con el aporte de la cosecha del agro).

Es decir, incluso si el negocio es rentable, no hay garantías para una Pyme de que el capital pueda volver a España en el corto plazo. Además, la inflación interanual superó el 117% en 2024 y aunque ha mostrado una baja que anualizada sigue en la astronómica suma de 65%, el rebote de marzo al 3.7% mensual y la devaluación, en una economía fuertemente indexada, hace prever que habrá suba generalizada de precios y mayor recesión. Esto afecta directamente a cualquier empresa que intente establecer precios sostenibles, mantener márgenes o proyectar inversiones en el tiempo. e incluso solo exportar. Para una pyme —que por definición cuenta con recursos limitados y menor capacidad para absorber riesgos macroeconómicos— esto representa un factor disuasorio crucial.

Además, Argentina enfrenta una disyuntiva de corte ideológico derivado de la posición del presidente. Su excesivo alineamiento con Donald Trump le juega en contra respecto a su excesiva dependencia de China que, además de su segundo socio comercial, después de Brasil, le ha facilitado un Swap (intercambio de divisas para el comercio) que lo obliga a profundizar esta relación, mientras la Casa Blanca se enzarza con los asiáticos y exige distancia de dicho país. A esto se suma la falta de acceso al crédito local y la ausencia de mecanismos de cobertura financiera eficientes. Las pymes extranjeras que deseen operar en Argentina deben financiarse desde sus casas matrices o asumir tipos de interés exorbitantes en un sistema bancario nacional con reducida presencia internacional, quitando Santander y BBVA.

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