
¿Por qué deberías entender qué es una diferencia de conversión?
Lo que Telefónica acaba de registrar como pérdida por la venta de su filial en Argentina es un ejemplo de libro, pero a otra escala, que una Pyme no se puede permitir.
Salir de un mercado no implica necesariamente un error. De hecho, algunas de las grandes compañías españolas están replegando posiciones en Latam
OPINIÓN05/05/2025 Nicolás SalernoPara muchas pymes, abrirse al exterior es sinónimo de crecimiento. Expandirse, exportar, llegar a nuevos clientes, diversificar riesgos. Todo suena prometedor. Pero lo que rara vez se dice —y que muchas empresas aprenden tarde, mal y con costes insalvables— es que una internacionalización mal gestionada puede convertirse en una fuente de desgaste constante. Saber cuándo entrar en un mercado es importante; saber cuándo salir, lo es aún más.
Salir de un mercado no implica necesariamente un error. Puede ser una decisión estratégica, inteligente y oportuna. De hecho, algunas de las grandes compañías españolas están replegando posiciones en ciertos países de América Latina, no porque no vendan, sino porque el entorno económico ya no les permite sostener una operación rentable ni previsible. Es el caso por ejemplo de Telefónica que, luego de más de 30 años, ha decidido replegarse de mercados como Argentina, Colombia y Perú, en el caso de la primera "salvando los muebles" debido a la diferencia de conversión.
Para una pyme, la situación puede ser aún más sensible. Una mala decisión mantenida por orgullo, inercia o por el miedo al “qué dirán” puede suponer meses —o años— de pérdidas, tensiones de tesorería y desgaste directivo.
Toda internacionalización tiene un ciclo. A veces la salida es parte natural de ese ciclo. No siempre se trata de cerrar una oficina o abandonar del todo un país. Puede implicar vender la operación, reducir presencia comercial, dejar de exportar de forma directa o reorientar el canal. El punto clave es que persistir en un mercado exterior que ya no ofrece retorno, solo para no “dar marcha atrás”, no es visión estratégica, sino obstinación.
En mercados exteriores, tan importante como el entusiasmo inicial es la frialdad para evaluar resultados. Salir de un país a tiempo puede permitir a una pyme proteger su salud financiera, reposicionarse en otro mercado más prometedor o reforzar su operación principal en España.
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